Amanece un nuevo dia en el hotel Bahía Príncipe. El mismo ritual, cafetito y luego a desayunar. Y como cada día...a la playa. Es una rutina muy "dura" pero me podría acostumbrar.
Ya en la playita y para ir haciendo boca, todo el grupo excepto Ana, fuimos a probar los Kayacs. A alguien se le pasó vagamente la idea de acercarnos al "barco fantasma", pero en los papeles que firmamos para coger los kayacs, nos prohibía explicitamente acercarse al barco, así que nos quedamos con las ganas. Aún así, deciros, que estaba bastante lejos y el mar estaba bastante revuelto la verdad.
Hoy hemos comido antes, sobre la 1, porque tenemos contratada una excursión para hacer snorkel. A las 3:15 nos enfilamos hacia la casetilla donde la habíamos contratado y nos hacen firmar un papel en el cual se eximen de toda responsabilidad en el caso de que nos pase algo, son lentos pero no tontos, lo tienen todo muy bien preparado.
Mientras esperamos, al sol, nos damos cuenta que a la sombra se puede esperar igual y mucho más agustito (unos aguilillas estamos hechos), disfrutamos durante la espera de 2 columpios que tienen puestos alli y unos cuantos vasitos de agua fresquita(fotos cuando las tenga).
Montamos en el barco y como somos de los primeros nos situamos en la parte delantera, auténticos piratas, de vacaciones, eso si. La verdad es que la sensación es muy guay, el agua nos va empapando y la brisa marina combinada con la velocidad y algún que otro saltito le da un toque aventurero a la travesía.
Cuando estamos llegando a la zona de hacer snorkel, vemos que esta saturada y el capitán decide que vayamos primero a la piscina natural (como la de ayer pero menos bonita).
Como en el tema de piscinas naturales ya eramos profesionales, nos pusimos hasta arriba de roncito rico con Coca-Cola, estaríamos alli una media hora, y luego rumbo al snorkel.
Según avanzábamos hacia el snorkel, el día se iba oscureciendo; primero porque se hacía de noche y segundo porque se estaba nublando. Llegamos al sitio y antes de que se dieran cuenta, Andrés con su gran "caballerosidad y gentileza", ya estaba en el agua sin haber ayudado a nadie, ni paso aletas, ni preguntó ni nada... como un crío de 5 años ya estaba en el agua antes de que frenara el barco (eso sí, le cayó su correspondiente bronca, o mirada asesina, más bien...lógico).
Una vez ya los 4 en el agua, más que hacer snorkel, primero nos dedicamos a "beber" agua a puñaos por el tubito del snorkel, y luego a intentar hacernos fotos con una cámara acuática que habíamos pillado en la tienda de las excursiones. La verdad, peces había (aunque no demasiados) y el coral mas bien soso, nada parecido a las superfotos que nos habían enseñado de aguas cristalinas y miles de peces a nuestro alrededor. Es lo que tiene la publicidad engañosa.
Nos reclamaron volver al barco antes de lo que nos hubiera gustado, pero es lo que hay. Pusimos rumbo de regreso al hotel, y la mar empezó a ponerse un poco chunga, no daba miedo ni nada de eso, pero el capitán nos repartió por todo el barco para equilibrarlo y un par de usuarias sufrieron los embites del mar en forma de mareo.
Esto no pareció importarle mucho al capitán, porque el tío cogió dirección mar adentro, y cada vez que pillábamos una ola, cortaba motores y venga "pabajo" y "parriba", era como un parque de atracciones pero con mucha agua alrededor. Sinceramente, los que no íbamos mareados disfrutamos mucho, las otras dos pobres, lo dudo bastante.
Llegando al hotel, se dio una vueltecita alrededor del barco hundido, la verdad es que mola verlo tan de cerca.
El desembarco, como decirlo, no fue el más fácil que hayamos hecho en estas vacaciones, porque había bastante olas y había que bajar con cuidadín, pero no paso nada malo (soy bastante agonías, ya sabéis..). Nos fuimos caminito para el hotel y las caras de cansancio eran palpables.
Ya en la playita y para ir haciendo boca, todo el grupo excepto Ana, fuimos a probar los Kayacs. A alguien se le pasó vagamente la idea de acercarnos al "barco fantasma", pero en los papeles que firmamos para coger los kayacs, nos prohibía explicitamente acercarse al barco, así que nos quedamos con las ganas. Aún así, deciros, que estaba bastante lejos y el mar estaba bastante revuelto la verdad.
Hoy hemos comido antes, sobre la 1, porque tenemos contratada una excursión para hacer snorkel. A las 3:15 nos enfilamos hacia la casetilla donde la habíamos contratado y nos hacen firmar un papel en el cual se eximen de toda responsabilidad en el caso de que nos pase algo, son lentos pero no tontos, lo tienen todo muy bien preparado.
Mientras esperamos, al sol, nos damos cuenta que a la sombra se puede esperar igual y mucho más agustito (unos aguilillas estamos hechos), disfrutamos durante la espera de 2 columpios que tienen puestos alli y unos cuantos vasitos de agua fresquita(fotos cuando las tenga).
Montamos en el barco y como somos de los primeros nos situamos en la parte delantera, auténticos piratas, de vacaciones, eso si. La verdad es que la sensación es muy guay, el agua nos va empapando y la brisa marina combinada con la velocidad y algún que otro saltito le da un toque aventurero a la travesía.
Cuando estamos llegando a la zona de hacer snorkel, vemos que esta saturada y el capitán decide que vayamos primero a la piscina natural (como la de ayer pero menos bonita).
Como en el tema de piscinas naturales ya eramos profesionales, nos pusimos hasta arriba de roncito rico con Coca-Cola, estaríamos alli una media hora, y luego rumbo al snorkel.
Según avanzábamos hacia el snorkel, el día se iba oscureciendo; primero porque se hacía de noche y segundo porque se estaba nublando. Llegamos al sitio y antes de que se dieran cuenta, Andrés con su gran "caballerosidad y gentileza", ya estaba en el agua sin haber ayudado a nadie, ni paso aletas, ni preguntó ni nada... como un crío de 5 años ya estaba en el agua antes de que frenara el barco (eso sí, le cayó su correspondiente bronca, o mirada asesina, más bien...lógico).
Una vez ya los 4 en el agua, más que hacer snorkel, primero nos dedicamos a "beber" agua a puñaos por el tubito del snorkel, y luego a intentar hacernos fotos con una cámara acuática que habíamos pillado en la tienda de las excursiones. La verdad, peces había (aunque no demasiados) y el coral mas bien soso, nada parecido a las superfotos que nos habían enseñado de aguas cristalinas y miles de peces a nuestro alrededor. Es lo que tiene la publicidad engañosa.
Nos reclamaron volver al barco antes de lo que nos hubiera gustado, pero es lo que hay. Pusimos rumbo de regreso al hotel, y la mar empezó a ponerse un poco chunga, no daba miedo ni nada de eso, pero el capitán nos repartió por todo el barco para equilibrarlo y un par de usuarias sufrieron los embites del mar en forma de mareo.
Esto no pareció importarle mucho al capitán, porque el tío cogió dirección mar adentro, y cada vez que pillábamos una ola, cortaba motores y venga "pabajo" y "parriba", era como un parque de atracciones pero con mucha agua alrededor. Sinceramente, los que no íbamos mareados disfrutamos mucho, las otras dos pobres, lo dudo bastante.
Llegando al hotel, se dio una vueltecita alrededor del barco hundido, la verdad es que mola verlo tan de cerca.
El desembarco, como decirlo, no fue el más fácil que hayamos hecho en estas vacaciones, porque había bastante olas y había que bajar con cuidadín, pero no paso nada malo (soy bastante agonías, ya sabéis..). Nos fuimos caminito para el hotel y las caras de cansancio eran palpables.
No hay comentarios:
Publicar un comentario