jueves, 6 de agosto de 2009

Dia 6 Shopping lejano y estresante

Cada día que pasa estiramos un poquito mas la cama. Sobre las 8:30 empezamos a desperezarnos, el desayuno como siempre, a dolor! Parece mentira que desayune un café y dos galletas normalmente. Entre el ron y las comilonas miedo me da probar la báscula, pero... qué narices, que vivan las vacaciones!!
Decidimos ir andando a la playa, nos encontramos a David y Ana a medio camino y ya cogimos el trenecito para llegar al lugar mas soleado de la tierra, las playas de Bávaro en la República Dominicana. Ya son tantas horas, que la piel se nos va a quedar cuarteada, supongo que ya lo he comentado pero en toda mi vida jamás he usado tanta crema bronceadora como aquí, además de ser protección 30, nos echamos 3 o 4 veces por la mañana y por supuesto una buena crema para después del sol.

Rafa (que sigue sin maleta y ya creemos que nunca llegara) nos sorprendió con un nuevo modelito de camiseta. Se compró una nueva, eso si, tuvo que ser de chica porque las tallas aquí son un poco raras; para que os hagáis una idea, yo con mi cuerpazo gasto una talla M, vamos que lo hacen para subir el ego; a lo que vamos, que se tuvo que comprar una que teóricamente era para chica.
Decidimos irnos de compras a unas tiendas que tienen puestas al final de la playa, el final significa a unos 2 Km., que al paso caribeño se tarda mucho más. La idea inicial era ir antes de comer, pero ya se sabe, te acostumbras al perro y claro.
Fuimos a comer a la pisci de al lado de la playa, y en la comilona por una vez no hablamos de parejas, arreglamos un poco el panorama nacional y no llegamos a muchas conclusiones pero pusimos a caldo a los políticos.

Terminadas la viandas, cogimos caminito de Jerez en dirección al final de la playa y sus chiriguintos. Como teníamos al lado el Hotel Riu y alguien comentó que tenia una especie de centro comercial, pues nos decimos a ir. Al entra al riu nos dimos cuenta, que su pulsera era blanca (y la nuestra naranja, por cierto) y qué hicimos, pues le dimos la vuelta a la nuestra, y el Rafa que es el mas aguililla del grupo se fue a la barra del Riu a pedir unos "cafeses". Esto es lo que se denomina , voy a echarle morro, eso si, como eran “robadas”, como que estaban más ricas las bebidas. Después de echar un ojillo al hotel, que por cierto estaba muy chulo, descubrimos el supuesto centro comercial, 8 tienditas y bastante carillas. Así que seguimos caminando por los hoteles en dirección a las tiendas del fondo de la playa, hicimos una paradita en otra zona de tiendas y en mi caso compré un par de camisetillas y el David compró unos purillos de recuerdo de la isla. A Cristina le regalaron un purazo que degustamos todos y que fue imposible acabar.

Al final arrancamos hacia el final de la playa y joer que estrés! En todos, absolutamente en todos los puestecillos, (habría unos 25) te asaltaban los dueños insistiéndote que entraras, “vamos mi hermano, venga los españoles, anímate chico…” Solamente el hecho de llegar hasta el final de todas las casetas suponía un esfuerzo, no te digo ya luego el tema regateo, una guerra, pero es divertido, creo que si no todos, la mayoría compramos algo.
Terminadas las comprillas, caminito de vuelta, serian unos 40 minutillos andando, pero las caras eran un poema, entre el sol que pillas todo el día, las comilonas indecentes y esa pedazo de pateada estábamos reventaditos.

Llegamos al lobby y mas tiendas, había montado unos chiringuitos al lado del lobby, Loli y Cris se quedaron mirando y se compraron sendos pares de pendientes de coco muy aparentes, y los demás, fuimos a ver si pillábamos el video del doctor Amolll, pero lo tendremos que dejar un día más, a ver si mañana. David preguntó de nuevo sobre las maletas, y hablamos con Orlando (el guía de Soltour del primer día) y nos dijo, que podría que llegaran mañana, pero muy confiados no nos quedamos.

Duchita en el hotel y ahora toca el Italiano, a ver que tal. El cansancio era total, y la siesta se alargó un pelín más de la cuenta, así que no llegamos a tiempo y nos quedamos a cenar en el de siempre, que esa noche tenían variedad de comida mexicana. No estuvo mal.
De nuevo nos dirigimos al punto de encuentro, pero esta vez tuvimos una baja. Ana nos abandonó y sólo vino David. Estaba hecha polvo (normal) y se quedó descansando. Luego aparecieron Rafa y Cristina que habían cenado en el francés y por lo visto estuvo muy bien.
Esta noche no aguantamos mucho. En cuanto David levantó el campamento todos le seguimos.
De camino a nuestras habitaciones (Cristina y Rafa la tenían en el mismo edificio que el nuestro pero al lado opuesto), nos paramos un ratillo, cómo no a arreglar el "mundo" otra vez.

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